TECCA, LA LEPROSA

En la Siena del siglo XIV hay un hospital de San Lázaro, que acoge en su interior a varios enfermos de la terrible lepra. Allí yace una pobre mujer, muy enferma; se llama Tecca. Nadie la cuida; más bien la evitan. Pero acude en su ayuda Santa Catalina, la acaricia, la lava, le da de comer, y la mujeruca, que no sale de su asombro, se deshace en agradecimiento.

Catalina vuelve un día y otro, siempre con los mismos cuidados, con la misma delicadeza, pero Tecca se va acostumbrando, y le nace

una especie de hábito por el cual le parece natural que la joven la sirva;
Y del hábito pasa al derecho, como si la joven estuviera obligada a hacer lo que hace: por

ello le empieza a exigir fidelidad en el horario y entrega plena.
Y luego avanza un grado más, y comienzan los celos. Si Catalina se retrasa un día por

estar un poquito más de tiempo en la iglesia, Tecca se enfada y se lo afea. Pero Catalina responde con mansedumbre: -¡Oh, madre buena, no te inquietes, por amor de Dios; haré ahora enseguidita lo que necesitas...!

Aplicación: Cuántas veces nos ocurre que no sabemos valorar lo que se esfuerzan los demás por mi. Y también debemos aprender a cuidar a los demás que están necesitados como el pobre Lázaro del evangelio.