LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo, que habita en nosotros, quiere hacer a nuestra alma dócil, flexible y obediente a sus divinas mociones e inspiraciones.

Estas gracias son las leyes de su amor, en cuya observación consiste la felicidad sobrenatural de esta vida presente y en el cielo.

El Espíritu Santo nos da siete propiedades y perfecciones que en la Sagrada Escritura se llaman dones del Espíritu Santo.

Estos dones son inseparables de la caridad, y constituyen las principales virtudes, propiedades y cualidades de ella.

La sabiduría es el amor que saborea, gusta y experimenta cuán dulce y suave es Dios.

El entendimiento es el amor atento a considerar y penetrar la belleza de las verdades de la fe, para conocer por medio de ellas a Dios en Sí mismo, y después, descendiendo de ellas, considerarlo en las criaturas.

La ciencia, por el contrario, es el mismo amor que nos ayuda y mueve a conocernos a nosotros mismos y a las criaturas, para hacernos subir a un más perfecto conocimiento del servicio que a Dios debemos.

El consejo es el mismo amor, en cuanto nos hace cuidadosos, atentos y hábiles para elegir bien los medios propios para servir a Dios santamente.

La fortaleza es el amor que alienta y anima el corazón para ejecutar lo que el consejo ha determinado debe ser hecho.

La piedad es el amor que endulza el trabajo y nos inclina a emplearnos cordial y agradablemente y con filial afecto en las obras que agradan a Dios, nuestro Padre.

El santo temor de Dios no es miedo, sino el amor en cuanto nos hace huir y evitar lo que desagrada a la Majestad divina.