NO, NO ME VOY DE LA IGLESIA

La persecución a la Iglesia está siendo muy fuerte. Y a veces nos pueden escandalizar determinados comportamientos dentro de la Iglesia.

A semejanza de Cristo, la Iglesia es divina y humana.

Un Santo canonizado, cuando rezaba el Credo, decía: …”Creo en la Iglesia…” Y añadía: “A pesar de los pesares”: Es decir, a pesar de tus pecados y de los míos.

Carlo Carreto, discípulo de S.Charles de Foucauld, rezaba así: Qué discutible eres, Iglesia, y sin embargo, cuánto te quiero. Cuánto me has hecho sufrir, y sin embargo, cuánto te debo. Quisiera verte destruida y, sin embargo, tengo necesidad de tu presencia.

Me has escandalizado mucho y, sin embargo, me has hecho entender la santidad. Nada he visto en el mundo más oscurantista, más egoísta, más falso, y nada he tocado más puro, más generoso, más bello…

Cuántas veces he tenido ganas de cerrar en tu cara la puerta de mi alma y cuántas veces he pedido poder morir entre tus brazos seguros. No, no puedo librarme de ti porque soy tú, aún no siendo completamente tú. Y después, ¿dónde iría? ¿A construir otra? Pero no podré construirla sino con los mismos defectos, con los míos que llevo dentro. Y si la construyo, será mi Iglesia y no la de Cristo. Soy bastante mayor para comprender que no soy mejor que los demás (...). Aquí está el misterio de la Iglesia de Cristo, verdadero misterio impenetrable:

Tiene el poder de darme la santidad y está formada toda ella, del primero al último, de pecadores, y ¡qué pecadores!

Tiene la fe omnipotente e invencible de renovar el misterio eucarístico y está compuesta de hombres débiles que están perplejos y que se debaten cada día contra la tentación de perder la fe.

Lleva un mensaje de pura transparencia y está encarnada en una masa sucia como es sucio el mundo. Habla de la dulzura del Maestro, de su noviolencia, y en la historia ha mandado ejércitos a destruir infieles y a torturar herejes. Transmite un mensaje de evangélica pobreza y busca dinero.

Transmite un mensaje de evangélica pobreza y busca dinero y alianzas con los poderosos. No, no me voy de esta Iglesia fundada sobre una piedra tan débil, porque fundaría otra sobre una piedra más débil que soy yo (...).

Pero, además: ¿qué cuentan las piedras? Lo que verdaderamente cuenta es la promesa de Cristo, el cemento que une las piedras, es decir, el Espíritu Santo.

Sólo el Espíritu Santo es capaz de edificar la Iglesia con unas piedras mal talladas como lo somos nosotros. Solo el Espíritu Santo puede mantenernos unidos, a pesar de la fuerza centrífuga y disgregadora de nuestro ilimitado orgullo.

Aquí está realmente el mayor misterio de la Iglesia que yo rechazaría al cerrar mi corazón al hermano enemigo o al erigirme en juez de los hijos de Dios.

Y aquí está el misterio: En el fondo, soy yo esta masa de bien y del mal, de grandeza y de miseria, de santidad y de pecado que define a la Iglesia.

ESTOY CONTENTO EN LA IGLESIA CATÓLICA PORQUE: -La fundó Jesús -En ella recibo los Sacramentos y la Palabra de Dios. -Tengo una Familia que me acepta a pesar de mis miserias -En esa Familia están también la Trinidad, la Virgen, los santos y... los pecadores