EL PUENTE DE LOS HERMANOS

Dos hermanos que vivían en granjas contiguas, tuvieron un conflicto.

Siempre se habían llevado muy bien. Pero por un pequeño malentendido se enfrentaron e insultaron.

Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir, encontró a un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja". "Sí", dijo el mayor de los hermanos, tengo un trabajo para usted. Mire, al otro lado del arroyo, en aquella granja, ahí vive mi vecino, es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros y él tomó su buldózer y desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. Tengo allí muchas maderas. Quiero que construya una cerca, de dos metros de alto, para no verlo nunca más.

El carpintero le dijo: Creo que comprendo la situación. Muéstreme dónde están la madera y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho. El hermano mayor se fue de la granja el resto del día. El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando. Al atardecer, cuando el granjero regresó, el carpintero había terminado su trabajo. El granjero quedó, perplejo con lo que vio. No había ninguna cerca de dos metros; en su lugar había un puente, que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una verdadera obra de arte.

En ese momento, su hermano menor, vino desde su granja, cruzando el puente, abrazó a su hermano, con los ojos llenos de lágrimas, le dijo: Eres un gran hombre, por construir este hermoso puente después de lo que te he hecho, gracias y perdóname. En silencio el carpintero guardó las herramientas y se dispuso a marchar, cuando Luis, el hermano que le había contratado grito: ¡No te vayas espera!, quédate, tengo muchos proyectos para ti. Me gustaría quedarme -dijo el carpintero-, pero tengo muchos puentes por construir.

Aplicación: Dios y el hombre estaban separados por un abismo, pero el carpintero, Jesucristo en la cruz se ofreció como puente. Tú no tienes que hacer nada, el puente ya está ahí. Crúzalo y podrás recibir el abrazo restaurador de Dios”. Y también: Que tú seas carpintero que construyas puentes entre la gente con la que trates.