EL REPARTIDOR DE CRUCES

Un joven sentía que no podía más con sus problemas.

Fue donde el Repartidor de cruces y le dijo: "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada".      

Había como un gran almacén donde había todo tipo de cruces El Señor le contestó: "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, déjala ahí y escoge la cruz que tu quieras".      

El joven suspiró aliviado: "Gracias, Señor". Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las cruces, había de todos los tamaños. 

Él se fue probando una. Esta es demasiado larga. Esta demasiado gorda….hasta que finalmente se probó una cruz apoyada junto a la puerta que era la que mejor le caía y susurró: "Señor, quisiera esa cruz".

El Señor le contestó: "Hijo mío, mira a ver que nombre pone por detrás? Esa es la cruz que acabas de dejar. Está hecha a tu medida. Tienes la gracia proporcional para poder llevar precisamente ESA cruz" .  Lo que pasa es que, como es la nuestra, es la que menos nos gusta.