EL RETO DE DESCONECTAR EL MÓVILD

¿Te ha ocurrido esto alguna vez? Alguien queda con un amigo y, una vez reunidos, mientras el amigo está contando algo, la otra persona está mirando el teléfono móvil. Obviamente se trata de una falta de interés, de educación, de respeto y de amor. Imagina una entrevista de trabajo que se lleva buscando tanto tiempo y, mientras que el entrevistador está preguntando sobre el currículum, el entrevistado está mirando de vez en cuando el móvil. Esto sería causa de no ser seleccionado. Se ha convertido casi en un reto el poder entablar una conversación desde el principio de la comida hasta el final de la misma entre parejas, amigos o familiares. Esto está tan normalizado, que no pensamos que pueda ser considerado un problema social grave. Pero hay algunas soluciones. Una de las más habituales es la de agrupar todos los móviles en las reuniones de amigos, haciendo pagar la ronda al primer comensal que retire su teléfono del centro de la mesa. Pero las propuestas de mejora han ido más allá en un restaurante que ofrecía menús gratis para los niños cuyos padres dejaban el teléfono en la entrada para no tener que mirarlo durante la comida. Yo recomiendo a las familias que pongan una cesta y muchos cargadores a la entrada de la casa y los que van llegando, dejan su móvil a cargar para poder estar pendientes de la familia. La situación más triste sería estar delante del Santísimo o en Misa pendientes de los mensajes en el dichoso aparato. Pensemos que nuestro móvil tiene que ser un medio comunicarnos con los demás y para llegar al Señor y y no una barrera".